EL MICRONACIONALISMO
EL MICRONACIONALISMO
Sebastián
I, Rey del Reino Virtual de Rotham
El
micronacionalismo es un término que para muchos es desconocido, cuando
mencionas esa palabra en una reunión social, se quedan pensando de qué estarán
hablando, será un partido político, un país asiático que no conocen. Pero para
muchos otros, entre los que me incluyo, cuando decimos o escuchamos la palabra
micronación, nos llenamos de orgullo. Pero por qué una pequeña palabra para
algunos no significa nada y para otros, los muy pocos en realidad, significa
tanto.
Quien
es un micronacionalista de verdad este movimiento tiene mucho significado, al
punto de que toda su vida gira en torno a ella, al punto que cada suceso en su
vida macronacional lo compara o lo analiza según el movimiento. Una micronación
es un pedazo de nuestro corazón, que se impone de tal forma sobre todo lo
demás. La defendemos y tratamos de explicarle a quienes no están familiarizados
con ella y normalmente la respuesta que se obtiene es una burla. Muy pocas
veces he logrado que una persona que me pregunta sobre el micronacionalismo,
entienda o se vincule al movimiento con interés.
Me
siento orgulloso de ser micronacionalista, y eso es muy importante para mi, sin
importar lo que los demás piensen. Yo sé lo que hago y no espero que nadie lo
entienda, cada paso que doy es un paso que yo siento que vale la pena, y
quienes lo valoran, son importantes para mi.
Cuántas
veces habré escuchado “¿y ya le declaraste la guerra a alguien?” Y por
dentro pensando en cómo responder de alguna forma irónica, para complacer o
seguir el juego hacia esa persona que no entiende el valor y la gracia que
tiene que gente que uno no conoce personalmente te respete y te admire por tu
capacidad de llevar adelante una micronación.
Mi
proyecto micronacional nació antes de saber lo que era una micronación.
Desconocía el movimiento y la gente que en ella había. Fui lentamente
descubriendo que había personas que hacían esto normalmente, y que lo hacían
seriamente, como si sus vidas dependieran de ello. Tuve la suerte de crecer en
este mundo micronacional con grandes nombres, como lo son Luis Saint Meran,
Luis Felipe Lugo y Rubén de Áurea, personas que hoy considero mis amigos
personales. Tanta gente entró y salió de este círculo que es difícil contarlas
a todas. Puedo dar datos estadísticos de las micronaciones con las cuales firmamos
tratados, puedo decir cuantos correos intercambiamos, pero eso no significaría
nada, incluso cuando los números son más altos de los que uno esperaría. El
movimiento micronacional se puede medir en la calidad de la gente que uno
conoce, en los vínculos que se generan y que se mantienen.
Esta
década ha visto grandes cambios, principalmente de tecnología, lo que conlleva
grandes beneficios, pero también grandes desafíos. Micronaciones que han sido
muy grandes han desaparecido, o no han sabido adaptarse.
Hoy
el micronacionalismo cambió, ya no existen bases firmes de micronaciones, sino
muchos tweets. Se miden las acciones de las micronaciones no por lo que hacen,
sino por la cantidad de cuentas en una red social. Micronacionalistas muy
básicos y con mucho tiempo libre para opinar sin sentido. Si bien está perfecto
mostrar libremente la opinión, hay que también respetar la de los demás, ya no
existe el espacio abierto a debate. Las nuevas micronaciones no tienen
aspiraciones de crecimiento más allá de la cantidad de tweets, ya se creen
grandes desde el día uno, no respetan los consejos de micronacionalistas que
han pasado los 10 años de antigüedad.
Hoy
personalmente velo por la seriedad y el compromiso. Por un micronacionalismo
comprometido, evitando errores macronacionales. Demostrando que siempre hay una
manera mejor de hacer las cosas, pero sin imponer. El micronacionalismo es la
señal de que hay gente con buenas intenciones en un mundo donde se quiere
usurpar derechos sin tener obligaciones. Donde se pretende que las cosas
lleguen de arriba sin trabajar para merecerlo, y principalmente no podemos
permitir que eso se contagie en las micronaciones.
Del
2008 al 2013 fue la época dorada del micronacionalismo hispano donde los nuevos
proyectos crecían a base de enseñanza y aprendizaje, grandes proyectos e ideas
han brotado en ese tiempo.
Para
finalizar, quisiera citar dos documentos que deberían ser de lectura
obligatoria para cualquiera que desee crear una micronación. Primero la
“Declaración Jasbleidy” y luego el “Protocolo Saint Meran”:
DECLARACIÓN
JASBLEIDY
Desde
principios del micronacionalismo, nuestras micronaciones se vieron truncadas a
causa de los macroestados, los cuales ejerciendo con violencia su poder,
reafirmaron que, físicamente, no puede haber nuevos países si para crearlos no
se ejerce la violencia.
Si
esperamos crear nuestro propio país, que funcione bien, que tenga un mercado
propio, debemos pues renunciar a los territorios físicos para lograr alcanzar
la independencia económica, cultural y social.
¿Para
qué los territorios físicos? Debemos de demostrar a los macroestados que
nuestro proyecto, el micronacional, no es como el suyo. Las micronaciones
serias queremos nuestro propio país y para ello no necesitamos un trozo de
tierra. Podemos y debemos construir nuestra nación, como tal, desde abajo,
empezando por la cultura, y eso ya lo tenemos.
Nosotros
las micronaciones tenemos una cultura propia, una forma de vida y forma de
pensar que no son las de nuestro macroestado, por eso queremos un país
diferente, porque, pese a nacer en una parte del planeta física, no nos
sentimos como tales miembros de esa patria, nuestra patria es nuestra
micronación.
Para
elaborar un país propio, debemos de seguir unas pautas, que han de ser sobre
todo la de lograr una independencia económica, y para eso proponemos desde aquí
un método.
Empezaremos
pues por forjar una economía de mercado propia, y para ello debemos de iniciar
con todo digital. Ya que no disponemos de viviendas ni territorios físicos,
empezaremos con viviendas digitales, automóviles digitales, todo digital. Una
vez desarrollado eso, le pondremos un precio, que el Gobierno de cada
micronación creerá conveniente. A partir de ahí los ciudadanos iniciarán la
compra venta, y con ello unido a la creación de empresas habremos desarrollado
nuestro propio mercado.
Tenemos
esta opción o continuar luchando reclamando territorios físicos, que en
cualquier momento nos podrán ser arrebatados.
¿No
es mas conveniente este método?
Renunciamos
a lo físico a cambio de nuestro propio país, y de empezar un mundo nuevo desde
cero. Todos conocen el primer mundo, a nadie se le ocurrió crear uno paralelo,
un Segundo Mundo. Y ahí entramos nosotros.
PROTOCOLO
DE SAINT MERAN SOBRE MICRONACIONES DIGITALES
El
proyecto micronacional no es un entretenimiento lúdico ni una mera simulación
de macroestado. Sino que es no solo un proyecto sino una ideología. Se nos está
planteando una nueva alternativa, inédita y de la cual podemos y debemos ser
pioneros: el Estado digital. El cual debe tomarse con suma seriedad y
conciencia.
El
Estado digital no debe ser una simulación de macroestado sino un proyecto de
país, por el cual sus ciudadanos puedan ser, mediante la red, libres.
La
patria, a mi entender, no debe ser casual sino elegida. El Estado debe ser
protector y proporcionar derechos a sus ciudadanos, por su parte éste debe
retribuirlos con responsabilidades. Se debe encontrar un sistema real de
comercio y economía, lo cual es muy posible en un mundo mucho más extenso que
el físico: el cibernético.
Se
propone entonces una nueva organización política-jurídica en la cual un
territorio físico no sea indispensable para la formación del Estado. Se conoce
que el proyecto macroestatal es completamente imperfecto en todo el globo, ahí
es donde nuestros Estados cumplen su fin. Demostrar que no siempre lo físico es
“el todo válido”.
El
Estado digital se desarrollará en amplios campos como cualquier país físico
(político, económico y social) pero desde un lugar más extenso pero a la vez
más intercomunicado. Una micronación digital será entonces una nueva
proposición de país y de nación.
El
Estado digital deberá estar compuesto básicamente por:
● Población.
● Organización político-jurídica.
● Territorios digitales (web, foros,
etc.).
● Gobierno.
De
carecer de algunas de estas partes no puede ni debe ser considerado un Estado
digital.
Por
su parte la democracia deberá ser un eje central y ninguna micronacion
no-democrática no será reconocida como Estado digital de Derecho. La seriedad
es la base de toda micronación. Su fin deberá ser claro y deberá contener
seriedad, responsabilidad. Aquí el pueblo realmente será garantizado de
libertad. Por eso apostamos fuertemente al Estado digital y lo vemos en un
futuro no solo un hecho sino también de derecho.
“Todos
conocen el primer mundo, a nadie se le ocurrió crear uno paralelo, un Segundo
Mundo”. Abraham Jasbleidy.
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