LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA DE RINO ISLAND
LA
DEMOCRACIA DELIBERATIVA DE RINO ISLAND
Anastasio
López*
RESUMEN:
Este trabajo analizar lo que son las clásicas formas de la democracia, en sus
variantes liberal, democristiana, comunista (popular), socialista, degaullista
o nacional, para dar después paso a la descripción de la democracia
deliberativa rinoislandesa
La
República de la Rino Island ha desarrollado desde el año 2017 un modelo
democrático original, adecuado a sus propias características, que le ha
permitido salvar problemas que nacen de la aplicación a rajatabla de modelos
democráticos foráneos.
En
este trabajo vamos a analizar de manera breve lo que son las clásicas formas de
la democracia, en sus variantes liberal, democristiana, comunista (popular),
socialista, degaullista o nacional, para dar después paso a nuestra democracia
deliberativa rinoislandesa[1].
Los modelos democráticos clásicos
Para
los liberales la democracia es en realidad considerada un fin en sí
mismo, y no como un mecanismo de representación. El poder principal radica en
los parlamentos directamente elegidos mediante sufragio universal, cuya
principal función es la gestión y el control, donde la participación ciudadana
se limita al sufragio. Se trata allí de democracias basadas en las definiciones
individualistas y esencialmente negativas de la libertad desarrolladas por
liberales como Isaiah Berlin o Raymond Aron. Es una democracia dependiente
de los partidos políticos, con un concepto de libertad que supedita el bien
común a las libertades individuales.
La
democracia cristiana, que rápidamente se hizo con el gobierno en Italia
y Alemania, equipara la democracia con la llamada “primacía de la mayoría
parlamentaria”, o lo que es lo mismo, un sistema netamente parlamentario,
sustentado en la figura de un primer ministro, elegido de la primera mayoría
relativa en la elección. Este parlamento debe de ser controlado a través de un
sistema de checks and balances que garantiza la libertad individual en
un marco de economía de mercado controlada o más bien regulada por el
Estado.
Para
los partidos comunistas en tanto, la democracia debe articularse en
torno a la defensa de los intereses de la clase trabajadora y la igualdad
social. Por ello su posición es bastante ambigua en lo que se refiere a las
libertades individuales y el apoyo incondicional a la democracia representativa
como un fin en sí mismo. Existen elecciones periódicas, con carácter más bien
ratificatorio, en listas de partido único o dominadas por el partido comunista,
cuál era el caso de los llamados “Frentes Nacionales” en Alemania
Oriental, Checoslovaquia, Polonia y Hungría (las llamadas Repúblicas
Democráticas Populares). En general un tipo de regímenes que, apoyados por el
Ejército Soviético, aspiraban a alcanzar una sociedad comunista siguiendo un
proceso gradual que tuviese en cuenta sus propias peculiaridades nacionales.
Hoy
en día solo Cuba y Corea del Norte responden plenamente a este sistema.
La
democracia del socialismo comparte con los comunistas la noción de la
democracia basada en el concepto de clase, aunque los socialistas pretenden
reconciliar la superación del capitalismo con la protección de algunas
libertades individuales. En general están a favor de la reforma de las
instituciones representativas para impulsar todo lo posible la participación de
las masas en una democracia parlamentaria de partidos. Para ello, pretenden
limitar la capacidad de las instituciones intermedias para bloquear la voluntad
popular expresada a través de elecciones directas con sufragio universal.
La
democracia degaullista, o democracia nacional de Charles de
Gaulle y sus seguidores parte de la base de que los partidos políticos son
contrarios a la democracia; son instituciones inorgánicas con objetivos
propios. Dado que en un Estado debe primar el interés general sobre los
intereses particulares, el parlamento debe deliberar sobre las leyes y aprobar
el presupuesto, pero nunca implicarse en la gobernanza del país.
Para
ellos es necesaria la creación de una segunda cámara de carácter funcional que
equilibre la influencia y el poder del parlamento, la cual no debe ser elegida
de manera directa, sino que se han de formar por representantes de la vida
económica, financiera, local e intelectual del país. Así, el poder del estado
debe residir en un presidente de la República, elegido por el mayor número
posible de votantes de manera directa y no por el parlamento, para evitar que
se vea implicado en las continuas disputas políticas de los partidos. A su vez,
el presidente de la República debe nombrar un primer ministro para garantizar
que el presidente del ejecutivo quede también al margen del control
parlamentario.
Finalmente,
los referéndums tienen una gran importancia dentro de esta narrativa ya que
permiten, según los degaullistas, conocer de manera directa la voluntad popular
no transformada por los intereses de los partidos[2].
De
todas las formas anteriores se puede concluir que, en realidad, la democracia
es una palabra que puede tener múltiples acepciones, incluso contradictorias[3]. No pretenderemos aquí
sustentar que la democracia es una sola, sino que en realidad se ha transformado
en un concepto bastante mutable. En realidad, las formas, conceptos y matices
que al correr de los años vienen definiendo a las democracias, varían con los
caracteres y circunstancias políticas y económicas de cada pueblo, por lo que
pueden encontrarse tantas democracias como países[4].
El
modelo democrático rinoislandés
La
Republica de Rino Island tiene un sistema político basado en una doctrina
propia, ampliamente desarrollada, en los objetivos nacionales de la República
de Rino Island. No se pretendió importar doctrinas extranjeras porque ello solo
hubiera significado nuevos problemas para nuestra república.
Aquí
solo expondremos lo esencial de nuestro sistema, especialmente de su carácter democrático
y deliberativo.
Es
democrático, pues en su esencia misma se busca combatir las ideas extremistas;
para impedir y combatir toda dictadura. Esto hacía necesario crear una fuerza
política nueva, libre de los prejuicios y vicios de los antiguos partidos que
Rino Island tuvo, y que permitiese dar a la micronación un gobierno fuerte,
capaz, justo y transparente.
Es
también deliberativo pues en Rino Island, al existir acuerdo nacional en torno
a los objetivos de la Nación, solo resta discutir las políticas concretas, las
cuales en todo caso están sujetas a un análisis completo y basado en su
idoneidad. Así, Rino Island es una república unitaria y democrática. Todos los
poderes del Estado emanan desde la nación rinoislandesa, la que se expresa
mediante elecciones periódicas directas, y mediante sus instituciones
naturales.
A
fin de cuentas, la manifestación directa de opinión, sin que el pueblo delegue
sus facultades en personas que lo representen en una Asamblea o Corporación, es
la suprema y última expresión de la democracia, por cuanto el sistema
representativo obedece a la imposibilidad práctica de que en cada momento y
circunstancia el pueblo pueda manifestar su manera de pensar sobre los
problemas de interés colectivo, como ocurría en las democracias de la antigua
Grecia y de Roma.
El
voto es solo uno de los mecanismos de expresión popular y de determinación de
la Presidencia y del Gran Senado; pero no se puede reducir al sufragio toda la
participación popular. Por ello son las instituciones naturales las verdaderas
representantes de la vida micronacional; ellas son la expresión de la vida
nacional y cubren todos los aspectos que el mero voto es incapaz de expresar.
Debe
por tanto reservarse a los actos más importantes, aquellos que sean
trascendentales, tales como las elecciones presidenciales y plebiscitos, pues
allí hay la soberanía popular no puede ser delegada, sino que debe ejercerse
directamente, mediante el voto también directo, universal y secreto.
El
Presidente es elegido de manera mayoritaria y por votación directa, al igual
que el Gran Senado, desde listas proporcionales, y es además integrado por un
representante de los trabajadores. Estos se agrupan en la Central Nacional
Sindical, un órgano sindical de afiliación obligatoria, no político y no
clasista; se trata pues de una representación fiel de los trabajadores en la
sociedad nacional. La vida requiere
organización y decisión, y no un entramado burocrático de votaciones ni
asambleísmos que reducen la eficacia de las instituciones. Las organizaciones
así pueden velar por sus propios fines sin intervención externa, y ejercer sus
competencias dentro del sistema social, político y cultural.
Todo
este entramado orgánico es encabezado por el Partido de la Unidad Nacional
Rinoislandés, guardián de los objetivos nacionales ya definidos, y eje de la
política nacional.
El
partido es un mecanismo de coordinación de la cooperación a los objetivos
nacionales, y por tanto ha de ser un apoyo a la acción del gobierno nacional.
En tanto expresión política de la comunidad nacional debe velar por la unidad e
intereses de todos los elementos que la componen. De esta forma el partido deja
de ser un representante de determinada corriente de opinión, que muchas veces
será artificial al seguir los intereses preestablecidos de los partidos
políticos, para transformarse en la fuerza reguladora que dirija y coordine las
iniciativas y actividades de la organización nacional en busca del bienestar
común.
Allí
tienen lugar las discusiones político-ideológicas, de modo que existen
legítimos contrastes de pareceres, pero en definitiva unidad en cuanto a
doctrina y planteamientos. Con esto se evita las traumáticas consecuencias de
las rotativas políticas en los regímenes parlamentarios liberales, donde la
constante deriva de partidos tiene consecuencias nefastas para la organización
nacional, además de crear artificialmente luchas y divisiones internas.
Aquí
se marca el carácter deliberativo de nuestro sistema, pues todas estas
instituciones naturales, que representan a todos los interesados, concurren a
la administración y formación de las leyes, dentro de un contraste de pareceres
basado en la argumentación y discusión de las diversas propuestas.
La
deliberación obliga a tomar en consideración los intereses minoritarios, pues
el bien común no es igual al bien de la mayoría. Aunque el del Partido de la
Unidad Nacional Rinoislandés obtenga la totalidad de los escaños del Gran
Senado, ello no le autoriza a aplicar a rajatabla un programa; siempre debe
buscarse un consenso para definir la mejor opción en vez de someter el tema a
una mera votación, que solo es tiranía de la mayoría. La presencia del veto
presidencial, además, permite garantizar la sobriedad y razonabilidad de un
debate, evitando la banalidad de la política parlamentaria.
Existen
más partidos en nuestro sistema político, independientes todos y con ideario
propio, en los cuales siempre se busca consejo y opinión en la formación de las
leyes, y mediante su participación en altos cargos del Estado.
Al
no existir divisiones sectaristas políticas, toda discusión es realizada desde
un marco objetivo y eminentemente práctico, siempre teniendo a la vista los
objetivos nacionales ya consensuados. Así, conociendo la meta, es posible
elegir el camino adecuado.
Conclusiones
La
República de Rino Island posee un modelo democrático sui generis, de creación
propia y características originales. Sin embargo, se pueden encontrar ciertas
semejanzas con el modelo de la democracia degaullista o nacional, principalmente
en el rol del jefe de Estado, y en la importancia de las instituciones
naturales en el proceso de gobierno.
Sin
embargo, el carácter definitorio radica en el rol decisorio de estas
instituciones, y el carácter deliberativo del gobierno. Así, la discusión
política y legislativa siempre es practicada previo contraste de pareceres,
para luego ser consensuada y definida por votación del Gran Senado, teniendo
presentes los objetivos nacionales y los derechos de las minorías.
Aun así, se mantiene plenamente el respeto de las libertades individuales y colectivas, buscando incorporar lo mejor de los sistemas preexistentes a una democracia eminentemente propia y original.
[1] Las referencias sobre la democracia y sus
variantes han sido extraídas de: ESPACIO, TIEMPO Y FORMA (2019) E-ISSN
2340-1451.
[2] Sobre todas estas narrativas véase
Conduwener, Pepjin: The problem of democracy in Postwar Europe… pp. 11-64. Sobre las narrativas de la
democracia en Francia véase específicamente, Nord, Philip G.: «Narratives of
democracy in post-war France», Journal of Modern European History, Vol 17.2
(2019), pp. 209–219.
[3] Diário da Manhã, 16 de octubre de 1953, p.
7.
[4] Boletín Oficial de las Cortes Españolas,
núm. 151, 14 de mayo de 1946, p. 2980
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